A mediados de 1981, uno de los circuitos de Fórmula 1 que pasaría a la historia fue testigo de una de las carreras más importantes del país y sería la última que se correría en Madrid Jarama. Una de las competiciones más emocionantes que se han vivido en el deporte del motor, donde Gilles Villeneuve, piloto de Ferrari, se impuso a Jacques Laffite, John Watson, Reutemann y De Angelis en el vertiginoso lapso de 1.24 segundos.

El papel de España en la F1

La historia española de la F1 ha dado mucho que hablar, cuenta con muchas carreras épicas y anécdotas, lo que ha generado un público amplio y fiel a este particular deporte. Por esta misma razón, las apuestas en la Fórmula 1 están presentes en los operadores más populares de España. Se trata de una de las naciones más exitosas de la F1, donde destaca su doble Campeón del Mundo, Fernando Alonso, entre sus 13 pilotos.

España también alberga su propio Gran Premio de Barcelona, y ha sido sede del Gran Premio de Europa hasta 7 veces. Otros pilotos como Carlos Sainz Jr, actual piloto de Ferrari que también ha colaborado con famosos equipos como Renault y McLaren, también ha ganado carreras y más nombres españoles notables son Pedro Martínez de la Rosa, Marc Gené, Jaime Alguersuari o Paco Godia, entre otros. Además, HRT fue una escudería originaria de España.

Hace varias décadas de aquel instante que recordábamos al inicio de este artículo, apenas un segundo que será recordado todavía durante muchas décadas más. Muchos de los lectores ni siquiera habíais nacido por aquel entonces y los que la vivisteis, aunque fuese de niños, probablemente no se os haya olvidado ni el más mínimo detalle.

Un nuevo modelo que comenzó pisando fuerte

En la temporada de 1981 Ferrari estrenó un modelo de monoplaza diseñado para ganar, el primero de la era turbo de esta marca conocido como el 126 CK. A pesar de hacer alarde de un motor de 12 cilindros opuestos, el modelo que sustituyó el 126 CK únicamente había llegado a sacar tres 5ª plazas como mejores resultados durante 1980. Debido a ello, Ferrari centró sus esfuerzos en desarrollar un nuevo monoplaza con un motor V6 turbo. La primera intervención del vehículo llegó de la mano de Gilles Villeneuve en el Gran Premio de Italia.

El canadiense no tardó en congeniar con el nuevo motor de Ferrari y 20 días antes de la carrera de Madrid Jarama se hizo con el Gran Premio de Mónaco. Villeneuve obtuvo la 2ª posición de la parrilla y vislumbró sus posibilidades de ganar la carrera tras el abandono de Piquet. El 126 CK logró su primer título después de cinco carreras en un circuito de lo más exigente, desfavorable además para la mecánica turbo, pero con las manos al volante de uno de los mejores pilotos de la legendaria escudería italiana.

Una carrera para los anales de la historia

El final, no apto para cardiacos

La potencia del motor del nuevo modelo de Ferrari, que alcanzó los 285 km/h, pasó factura a los neumáticos que comenzaron a patinar, siempre de forma controlada, gracias a la brillante conducción de Villeneuve. Tampoco ayudaron las constantes acometidas de Laffite durante el tramo final de la carrera.

En tan solo un segundo, cinco monoplazas cruzaron la meta. Gilles Villeneuve, Jacqes Laffite, John Watson, Carlos Reutemann y Elio de Angelis fueron los protagonistas de aquel eterno instante, aunque el titánico esfuerzo de los pilotos les pasó factura. Villeneuve apenas se mantenía en pie tras abandonar el Ferrari 126 CK y Laffite necesitó asistencia antes de la ceremonia del pódium.

Después de esta mítica carrera, Reutemann se mantuvo en cabeza del Mundial seguido de Alan Jones, Nelson Piquet y Laffite. Sin embargo, no fue hasta la última carrera del campeonato mundial cuando se decidió quién obtendría el título Mundial de 1981, que caería en manos de Piquet.